jueves, 7 de mayo de 2020

El fútbol es un terreno en disputa


socrates
Sócrates, futbolista y médico brasileño (1954-2011) WIKIPEDIA





Hace poco estrenaron Les misérables, la ópera prima de Ladj Ly. El arranque de la película tiene mucho que ver con este libro. Son imágenes de jóvenes viendo en las terrazas de París la final del campeonato mundial de fútbol, en 1998. Francia se enfrentaba a Brasil. ¿Por qué comenzar una película sobre los suburbios y sobre la violencia policial y sobre la posibilidad de una revuelta con planos del ambiente durante un partido de fútbol? Tiene todo el sentido.

Este ensayo de Mickaël Correia habla de fútbol, desde sus orígenes a la actualidad, y de cómo ha sido y está desarrollándose la disputa política en ese terreno. Desde que el mundo es mundo, los actos, cualesquiera, son políticos. Por supuesto en el deporte, que es un gesto lúdico pero también un gesto popular o capitalista, comunitario o patriarcal. Porque los gestos inanes no existen. Correia, en un trabajo de investigación encomiable y con una prosa clara, a veces trepidante y a veces calmada, y que todo lo cuenta de manera pedagógica -docere delectando-, nos lleva de un lado a otro y de un tiempo a otro, remarcando a cada paso esta naturaleza compleja y completa del fútbol: aquí se dirime tanto un gol en la portería contraria como una forma de entender la vida.



Cuánto se aprende, qué importante el ejercicio de visibilización que lleva a cabo el autor de Tourcoing (Francia). Uno desde Murcia había oído hablar del Sankt Pauli, de algunos jugadores que se habían salido del tiesto, de la revista Panenka, del libro de Quique Peinado sobre los futbolistas de izquierdas, de un ensayito que le regaló Dani, de Walden, y había gritado algunos domingos en las gradas del CAP Ciudad de Murcia. Pero poco más. Y aquí hay 500 páginas de nombres y apellidos, equipos de fútbol, campos, sucesos históricos, revoluciones, derrotas y victorias. Y como en todo ensayo maestro, enhebrando la vida ex campo con la vida in campo, aprendiendo historia cultural (tal cual) a la vez que historia chica del deporte rey.

Pongo un par de ejemplos. Cuenta Correia que el primer plan quinquenal soviético, entre 1929 y 1933, provocó un éxodo masivo a las ciudades. Los hombres, desreferenciados, lejos de casa, socializaban, recuperaban el calor en el fútbol: “Para millares de obreros que acaban de llegar a los suburbios moscovitas, al igual que para sus homólogos confrontados al anonimato en las metrópolis de Europa occidental o de América latina, el esférico constituye una nueva forma de socialización masculina (…) Para los miles de inmigrantes procedentes del campo, asistir a un partido de fútbol es una forma de recuperar el simulacro de identidad” (pp. 120-121). La política afecta a la ciudadanía, y la ciudadanía refleja la afección en el fútbol. Otro caso (hay cientos en el libro): en los años 30, cuando los fascistas se encaraman al poder afectan al fútbol, porque quieren afectar a la ciudadanía y tratan -un clásico- de rehacer la genealogía del balompié. Dislocándolo a voluntad, emborronan la procedencia británica de ese deporte y “decide[n] presentarlo como digno heredero del calcio fiorentino, juego de pelota colectivo de carácter popular que se originó en Florencia durante la Edad Media” (p. 113). Dicen: este deporte que nos hace comunidad, este lugar donde sois sociedad, también es propiedad nuestra, desde siempre.

Un historia popular del fúbtol (Mickaël Correia)



Como en cualquier libro de historia, se pueden aprender y repasar muchas cosas con Una historia popular del fútbol, cosas para el día a día, quiero decir. Por ejemplo, que la revolución no será televisada, que habrá que buscar más allá. Casi nadie vio, en la inauguración del campeonato del mundo de Brasil, el 12 de junio de 2014, cómo una de las tres personas que soltaron una paloma al aire, símbolo de la paz entre los pueblos, sacó de su bolsillo una bandera roja, en la que estaba escrito: “Demarcação Já”. “El eslogan es una alusión a la lucha de los indígenas para lograr que el Gobierno establezca los límites de las tierras ancestrales indias que está sufriendo, en detrimento del derecho constitucional, la presión inmobiliaria de los especuladores” (p. 253). Esa imagen fue censurada, se ordenó desde realización pasar a un plano de, precisamente, las tribunas. Tampoco vamos a escuchar, si no nos arremangamos, que lo que ocurrió el 1 de febrero de 2012 en la ciudad portuaria de Puerto Saíd, al término de un partido de fútbol entre el Al Masry y Al Ahly, fue una venganza ideológica.




“Los Ahlawy son apuñalados, estrangulados, pisoteados o arrojados desde lo alto de las gradas. Poco después del comienzo del ataque, las luces del estadio se apagan bruscamente y las puertas de salida permanecen bloqueadas durante una veintena de minutos. En cuanto a los agentes de seguridad, se quedan prácticamente impasibles. La agresión se convierte en masacre. Resultado: 74 muertos y cerca de doscientos heridos graves” (p. 192). Para los Ahlawy, los ultras del equipo visitante, se trata de una acción planeada por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, presidido por Mohamed Tantawi,y que tomó el poder un año antes tras la dimisión de Mubarak.

Una venganza contra los ultras, por haber sido parte fundamental en las revueltas contra el gobierno militar egipcio. Todo esto no está en la cabeza de quien ve un partido de fútbol, de quien se alegra por el fichaje de un jugador brasileño, de quien sigue con interés y cerveza un partido de su selección contra la de Egipto. Si cada vez que vemos un regate pensáramos que esa forma de baile se originó en Brasil cuando al delantero centro Arthur Friedenreich le cosían a patadas, faltas que los árbitros, racistas, no pitaban por tratarse de un jugador afrobrasileño, y tuvo que aprender a esquivarlas (p. 237), ¿qué pasaría?

Correia revela, desvela y libera. Nos han hecho pensar, abundo en la idea de más arriba, que nada de lo que ocurre en torno al fútbol es ideológico, que el fútbol no tiene nada que ver con la política. Que cuando un jugador habla de, por ejemplo, independentismo, está fuera de su competencia, y es un ultraje para la causa del deporte, que es por antonomasia aideológica. Pero es un error, porque todo es político, y lo que se dice que no es político responde a una ideología muy precisa, muy concreta: el neoliberalismo, la cara más común del Capital en el siglo XXI. No hablar de política es dejar el terreno del fútbol a disposición del mercado. Y eso es una forma de pensar, como otra cualquiera. El capitalismo, de manera muy inteligente, ha logrado dejar de ser considerado una ideología. Un blanqueamiento perfecto. Como el que hacían en 1914 con polvo de arroz sobre el rostro de Carlos Alberto, primer jugador mulato del Fluminense FC, antes de salir al verde. Como el que se hacía cuando una mujer -un cuerpo femenino liberado- disputaba un partido de fútbol y los medios generalistas patriarcales lo tildaban de curiosidad, de divertimento estético.


Mickaël Correia, autor de la obra




Los ultras del Besiktas, los Carsi, decían en un comunicado en 2014: “El sistema pretende que nuestras vidas queden limitadas a noventa minutos durante los cuales debemos alegrarnos de los goles que hemos marcado o deplorar los que nos han metido […]. Quieren que 'no veamos nada, no oigamos nada y no hablemos de nada' que tenga relación con lo que ocurre fuera del campo de juego, como si los momentos anteriores al saque inicial no contaran para nada” (p. 368). En realidad, pensamos que los ultras y los futbolistas no tienen nada que decir, y nada que transformar, porque está prohibido preguntarles por nada que no sea fútbol, o considerarlos nada más allá que futbolistas, o peor -en el imaginario construido-: ultras. Ése ha sido el mandato. Hasta que a un entrenador se le pregunta por el veto parental, o a un jugador por el sueldo de los jugadores, o a otro por el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Es una grieta en el sistema, puede ser un cambio sustancial.

Es posible liberar al fútbol del Capital. Basta que un equipo no pida créditos estratosféricos y quede en manos de bancos, basta con que decida no aceptar nunca publicidad de casas de apuestas, basta con que un jugador salte al terreno de juego con un brazalete multicolor, una jugadora se plante por sus derechos labores; que no se toleren actos racistas, homófobos o fascistas desde la grada y desde el césped; o simplemente que un club decida no hacer concentración previa a los partidos para dejar a los jugadores que se comporten como lo que son, personas responsables. Las contraindicaciones son la pérdida de capital. Pero no habrá más: porque la máxima competitividad, el máximo esfuerzo, el máximo compromiso, la máxima conciencia social y la máxima responsabilidad de afición, jugadores y jugadoras permanecen inalterables. Incluso potenciados, porque la exigencia se concentra ahí, en esos valores, en los valores del fútbol.

Los jóvenes que están viendo el partido de fútbol al inicio de Les misérables lo hacen desde la plaza. El estadio se ha cerrado para ellos porque las entradas tienen un precio prohibitivo. En la calle, gratuitamente, disfrutan del partido, entrelazan sus voces, se desgañitan juntos, hacen comunidad, construyen identidad, defienden su patria. Les han expulsado del campo, donde sólo si tienes dinero y no armas escándalo (el guardar formalidad que se decía) puedes permanecer. Pero la energía de la calle está intacta. Francia ganó 3 a 0.

Hay una revolución latente. Este libro habla de las escaramuzas, de las guerrillas, caballos de troya de madera, hierba y tierra, o drones desatados que irrumpen con estrépito; habla de de dónde viene esto, de quiénes fueron los y las pioneras, porque Una historia popular del fútbol es tanto una reivindicación como un acto de justicia. ¿Odias el fútbol? ¿Crees que no tiene que ver contigo, que no habla de ti? Lee este ensayo de Correia. El fútbol es un terreno en disputa que afecta a cualquiera. Ahí se explica.




miércoles, 6 de mayo de 2020

Según las pruebas de Corona, St. Pauli no quiere revelar cómo fueronlos resultaron de la prueba


Todos los Kiezkicker fueron probados en Corona el viernes. Los resultados son muy esperados. Pero los responsables del FC St. Pauli no quieren revelarlos.

Qué personas fueron examinadas en el entorno profesional sigue siendo un misterio, al igual que el momento de las próximas pruebas. En momentos en que el protector bucal es obligatorio, ahora hay un hocico en St. Pauli.

Tres casos corona positivos en 1. FC Köln
En 1. FC Köln, dos profesionales y un supervisor dieron positivo para el virus corona. Las víctimas entraron inmediatamente en una cuarentena de 14 días. La capacitación continúa según lo planeado.

Resultados negativos en Werder, Frankfurt & Co.
Clubes como Werder Bremen, Eintracht Frankfurt, Bayer Leverkusen y también HSV no tuvieron problemas para anunciar las pruebas que tuvieron resultados negativos. Tampoco hubo un caso de corona en el Borussia Dortmund. St. Pauli analiza de jar al público en la oscuridad. La transparencia es diferente.

Gobierno alemán aprobó regreso de Bundesliga en segunda mitad de mayo





La Bundesliga se reanudará a puerta cerrada y bajo estrictas medidas de prevención

La canciller Angela Merkel y los primeros ministros de los 16 estados regionales alemanes dieron este miércoles luz verde para que la Bundesliga pueda reiniciarse a puerta cerrada y bajo estrictas medidas de prevención en la segunda mitad de mayo.

La información fue proporcionada a varios medios alemanes por personas cercanas a la reunión celebrada entre Merkel y los primeros ministros.

La Liga Alemana de Futbol (DFL) deberá decidir si se empieza a jugar el 15 o el 23 de mayo pero es bastante probable que se opte por la segunda fecha, pues los equipos aún están regresando a los entrenamientos normales tras haber estando haciendo prácticas en grupos reducidos.




CONDICIONES PARA VOLVER

La DFL presentó un plan para poder volver a jugar en medio de la pandemia que incluye la realización de test regulares tanto a jugadores como a personas cercanas a los equipos. El plan también impone una limitación del número de personas en los estadios y en los alrededores.

La condición para que se pueda reiniciar la Bundesliga es el cumplimiento del plan de prevención de la DFL por parte de todos los clubes y el sometimiento de los equipos a una cuarentena -en forma de concentración permanente- antes de que se reinicien los partidos.

La DFL había convocado antes a una asamblea extraordinaria por videoconferencia, sin agenda concreta, para el jueves en la tarde y es de esperar que el tema central sea el reinicio de la temporada.

La Bundesliga, a falta de nueve jornadas para el final, está interrumpida desde mediados de marzo.

lunes, 4 de mayo de 2020

diversión y asfixia en las primeras pruebas

El entrenador Jos Luhukay entrena en tiempos de corona en el Millerntor. Cuando salió del centro de entrenamiento en Kollaustrasse, su máscara se resbaló.


¡Faltaban siete semanas! El viernes, todos los profesionales y entrenadores del FC St. Pauli estuvieron en Kollaustrasse, pero no al mismo tiempo.
Las pruebas de corona, entre otras cosas, deben llevarse a cabo para que el entrenamiento del equipo se permita nuevamente. ¡Comenzó ayer! Después de los ejercicios en pequeños grupos en Kollaustrasse y en Millerntor hubo una segunda "unidad" en el centro profesional.


El Dr. condujo allí a las 10:24 a.m. Volker Carrero (51). El Dr. lo siguió dos minutos después. Sebastian Schneider (50). Los dos médicos del equipo fueron responsables del entrenamiento de higiene y de tomar el frotis de la nariz y la garganta. No es una cosa agradable. Uno u otro jugador tuvo que suprimir los reflejos nauseosos.
El proceso fue organizado para que no hubiera "hacinamiento" en Kollaustrasse. Primero, se probó el "octavo" alrededor del vice-capitán Jan-Philipp Kalla (33). A partir de las 11.33 horas, "caracol" y compañía fueron autorizados a ir a casa.

 Korbinian Müller regresa a casa con una pose de máscara ejemplar. El portero está utilizando actualmente su tiempo libre para su formación como agente de bienes raíces


El grupo ya estaba entrenando con los escandinavos Leo Östigard (20) y Viktor Gyökeres (21). Al mismo tiempo, el entrenador Jos Luhukay (56), que había estado a cargo del turno de la mañana en Millerntor, condujo a la prueba con su grupo. A las 12.18 p.m., el holandés se fue primero de su grupo, haciendo señas al periodista BILD.
A las 12.49 p.m., Östigard y compañía sacaron sus máscaras del automóvil. Kevin Lankford (21) es el primero del grupo en terminar la prueba a la 1.35 p.m.


El "duelo" de BMW contra Porsche sigue cuatro minutos después. 
Östigard y Gyökeres quieren salir del estacionamiento cuando Boris Tashchy (26) con Matt Penney (22) viene del entrenamiento de Millerntor y bromea. Después de Marvin Senger (22), el segundo auto del cuarto grupo está en el sitio.
Todos los pateadores ahora esperan un "negativo" como resultado de la prueba. Porque eso es positivo para el fútbol ...

domingo, 3 de mayo de 2020

¿Por qué el FC St. Pauli es el segundo equipo del mundo?



Hamburg, la segunda ciudad de Alemania, alberga dos clubes de fútbol completamente contrastantes. Al norte, Hamburg SV ocupa el Volksparkstadion de 57,000 asientos. Hacia el sur, a orillas del río Elba en el centro de Hamburgo, el FC St. Pauli llama a los Millerntor-Stadion más pequeños y menos glamurosos su hogar.

Hamburgo, hasta el año 2019, era un pilar en la Bundesliga . El club se había convertido en una parte tan integral de los muebles en la máxima categoría alemana que se instaló un reloj en la esquina noroeste del Volksparkstadion para celebrar la membresía continua de la Bundesliga en Hamburgo desde que se formó la competencia en 1963.

Por el contrario, St. Pauli ha aparecido en la Bundesliga solo dos veces desde 2000, y fueron relegados la primera vez que preguntaron en ambas ocasiones. St. Pauli no ha podido ganar un solo título de alto nivel en los 109 años de historia del club. Die Kiezkicker ha terminado segundo en la 2. Bundesliga en tres ocasiones, y la última vez que levantó los cubiertos en 2007, al ganar el título de Regionalliga Nord.



El encanto de St. Pauli trasciende los numerosos deportes en los que el club participa

En pocas palabras, St. Pauli es un club con una historia excepcionalmente mediocre, especialmente cuando se lo compara directamente con sus rivales que alguna vez ganaron la Copa de Europa. De todos modos, St. Pauli es un club que atrae el asombroso apoyo de los fanáticos del fútbol de todo el mundo, una base de fanáticos leales que sin duda reaparecerá en una semana una vez que la 2. Bundesliga regrese .

En la superficie, es sorprendente cómo un club que se ha definido por su falta de éxito en el campo es tan popular lejos de él. El encanto de St. Pauli, sin embargo, trasciende los numerosos deportes en los que participa el club.

El club es conocido por su cultura social distintiva fuera del campo, en el que los partidarios de St. Pauli se han asociado cada vez más con la política progresista . La transición del club para convertirse en un club "Kult" comenzó a mediados de la década de 1980, después de que comenzó a aprovechar su ubicación cerca del famoso Reeperbhan de Hamburgo, el centro de la vida nocturna y el barrio rojo de la ciudad.



La falta de herencia futbolística de los Buccaneers parece ser una acusación condenatoria

Surgió una escena alternativa de fanáticos; Una tendencia que solo se fortaleció después de que el club se convirtió en el primero en Alemania en prohibir las actividades nacionalistas de derecha en su estadio en una era en que el vandalismo amenazaba la existencia del deporte. A fines de la década de 1990, St. Pauli llegó a ser reconocido por su activismo, atrayendo la atención de todo el mundo por su apoyo a la comunidad LGBTQ +.

En la ciudad de Nueva York, se formó un grupo oficial de simpatizantes para celebrar la cultura del club. Los piratas de East Side, como se conoce al grupo de simpatizantes, "ven los partidos de FCSP retrasados ​​en la camaradería cordial, mientras mantienen la orgullosa tradición de St. Pauli de mantenerse firmes contra el racismo, el sexismo, la homofobia y el fascismo".

En 2006, una pieza en el Washington Post describió a St. Pauli como "el mejor club de fútbol", un gran elogio para un club divinamente frío en el campo. Por supuesto, desde la distancia, la falta de herencia futbolística de los Buccaneers parece ser una acusación condenatoria sobre las credenciales del club de fútbol.



La decisión enfureció a la gerencia en Munich hasta el punto de que Bayern recibió una orden judicial

Sin embargo, a los que aplauden la mitad marrón de Hamburgo no parece importarles. Cuando St. Pauli recibió al Bayern de Múnich en 1989, el programa oficial de partidos del club se tituló "Guerra de clases". La decisión enfureció a la gerencia en Munich hasta el punto de que Bayern recibió una orden judicial para evitar que el programa salga a la venta general.

A nivel nacional, St. Pauli no es considerado como el equipo "más cool" de la nación, ni mucho menos. En los últimos años, los ultras del fútbol alemán han acusado a los seguidores de St. Pauli de ser una de las dos únicas bases de fanáticos que eligen activamente apoyar a su club. La acusación hecha por los partidarios rivales es que la gente elige seguir a St. Pauli porque el club se ha convertido en una declaración de moda autodenominada. Las credenciales de St. Pauli como el club de elección para los hipsters globales, a los ojos de muchos espectadores domésticos, han plastificado lo que los Buccaneers dicen defender.

El estado de St. Pauli como el segundo equipo del mundo es, por lo tanto, más complejo de lo que parece. Por un lado, St. Pauli es un club que ha sido elogiado durante décadas por su promoción progresiva. Por otro lado, voces disidentes afirman que el club de Hamburgo se ha convertido en una parodia de lo que alguna vez fue. En cualquier caso, St. Pauli conserva su encanto como un desvalido mundialmente reconocido, uno que afirma luchar la buena batalla.

Escondido por el río Elba, St. Pauli es un tipo diferente de club. Si está buscando seguir a un equipo que gana, continúe su búsqueda. Independientemente de su fracaso en la cancha, St. Pauli es, sin embargo, el puerto de escala para miles de seguidores en todo el mundo. La 2. Bundesliga regresa la próxima semana, quizás St. Pauli es el equipo para ti también.

viernes, 1 de mayo de 2020

“Día del Trabajador” , fecha que es feriado todos los países. Sin embargo, pocos conocen lo que realmente se conmemora es día.



QUÉ REALMENTE SE CONMEMORA EL DIA 1ERO DE MAYO.


“Mártires de Chicago”  obreros que lucharon para que el horario laboral fuera de 8 horas y no de 12 a 16 horas.
 

     El mundo completo sabe que el 1 de mayo se celebra el “Día del Trabajador” , fecha que es feriado todos los países. Sin embargo, pocos conocen lo que realmente se conmemora es día.

A los “Mártires de Chicago” les debemos que este día sea libre. Ellos lucharon para que el horario laboral fuera de 8 horas y no de 12 a 16 horas.

Si bien en 1968 el presidente estadounidense Andrew Johnson convirtió en ley que la jornada laboral fuese de 8 horas diaria, algunas ciudades fueron reacias a aplicar esta norma, entre ellas, Chicago, epicentro de la industrialización por el desarrollo del ferrocarril.

Ante este negativa, el 1 de mayo de 1986 un grupo de sindicalistas anarquistas realizó una manifestación pacífica en Haymarket Square. Sin embargo, un desconocido lanzó una bomba a quienes intentaban detener esta manifestación, provocando la muerte de varios policías.

Este hecho, que se denominó “La Revuelta de Haymarket”, terminó con 31 de los trabajadores acusados, cinco de ellos condenados a la horca y tres a prisión.

Estas ocho personas se convirtieron en los “Mártires de Chicago”, quienes lograron con su lucha la reducción del horario laboral a ocho horas diarias. En 1889, en París, fue instaurado el 1 de mayo como el “Día del Trabajador”.

Las últimas palabras de los “Mártires de Chicago”
George Engel: alemán que emigró a EE.UU. en 1873. Tipógrafo y periodista.

“Es la primera vez que comparezco ante un Tribunal americano y en él se me acusa de asesinato. ¿Y por qué razón estoy aquí? ¿Por qué razón se me acusa de asesino? Por la misma razón que tuve que abandonar Alemania, por la pobreza, por la miseria de la clase trabajadora.

Adolf Fischer: alemán, periodista.

“No hablaré mucho, solamente tengo que protestar contra la pena de muerte que me imponéis, porque no he cometido crimen alguno (…) pero si yo he de ser ahorcado por profesar mis ideas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces no tengo nada que objetar”.

Samuel Fielden: pastor metodista y obrero textil.

“Se me acusa de excitar las pasiones, se me acusa de incendiario porque he afirmado que la sociedad actual degrada al hombre hasta reducirlo a la categoría de animal. ¡Andad! Id a la cada de los pobres y los vereís amontonados en el menor espacio posible, respirando una atmósfera infernal de enfermedad y muerte.

Albert Parson: ex candidato a la presidencia de Estados Unidos.

“¿Creéis señores que cuando nuestros cadáveres hayan sido arrojados a la fosa se habrá acabado todo? ¿Creéis que la guerra social se acabará estrangulándonos barbaramente? ¡Ah, no! Sobre vuestro veredicto quedará el del pueblo americano y el del mundo entero, para demostraros vuestra injusticia y las injusticias sociales que nos llevan al cadalso”.

Louis Lingg: el único de los acusados dispuesto a usar a métodos terrorista, experto en bombas y carpinteros

“Me acusáis de despreciar la ley y el orden, ¿Y qué significa la ley y el orden? Sus representante son los policías y entre éstos hay muchos ladrones (…) Yo repito que soy enemigo del orden actual y repito que lo combatiré con todas mis fuerzas mientras respire”.

Michael Schawab: alemán, tipógrafo

“Si nosotros calláramos hablarían hasta las piedras. Todos los días se comenten asesinatos, niños son sacrificados inhumanamente, las mujeres perecen a fuerza de trabajar y los hombre mueren lentamente, consumidos por su rudas faenas y no he visto jamás que las leyes castiguen los crímenes”.

August Spies: director del diario socialista Arbeiter-Zeitung

“Se me acusa de complicidad en un asesinato, se me condena a pesar de que el Ministerio Público no ha representado prueba alguna de que yo conozca al que arrojó la bomba, ni siquiera de que en tal asunto haya tenido yo la menor intervención”.

Oscar Neebe: vendedor de levaduras que desde joven trabajó a favor de los desheredados

“Durante los últimos días he podido aprender lo que es la ley, pues antes no sabía. Yo ignoraba que pudiera estar convicto de un crimen por conocer a Spies, Fielden y Parsons”.